Hoy hablamos de un cultivo básico en cualquier huerta que se precie. La lechuga es un cultivo sencillo, versatil en la cocina, de pocas exigencias y, lo mejor de todo: con una ventana de cultivo que puede abarcar todo el año si se toman los cuidados necesarios.
Las pautas de cultivo incluidas en este artículo son válidas para el cultivo bio-intensivo con camas permanentes de 75cm. Algunos aspectos serán universales y otros no servirán si tu forma de cultivo tiene otras condiciones.
Variedades
Hoja de roble
Maravilla de verano
Batavia
Romana
Bowl
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Requerimientos de cultivo
La lechuga es un cultivo relativamente poco exigente. Una capa de 2cm de compost de calidad (puede ser remanente de un cultivo anterior) y 1kg/10m2 de gallinaza en forma de pellet serán más que suficientes. Debe prestarse atención al momento del año. A la salida del invierno el suelo está frío y la microbiología es lenta de cara a convertir el abono en alimento para la planta. El pellet de gallinaza y la harina de alfalfa o de garbanzo son abonos de rápida asimiliación.
La temperatura óptima de crecimiento está entre los 15ºC-18ºC, deteniendo su crecimiento por debajo de los 4.5ºC.
Riego
4 líneas de gotero (a 25cm-30cm entre goteros) por cada cama de 75cm o por aspersión. La lechuga no sufre ante el cultivo por aspersión. La tierra debe permanecer húmeda entre los 15-45 primeros centímetros del suelo. Si la tierra se seca y la planta se estresa obtendrá un sabor amargo y podría subirse a flor.
Una manera sencilla de conocer la humedad del suelo es a partir de un medidor de humedad que se compra en cualquier vivero. La humedad debe permanecer a medio camino entre la franja "moist" y "wet", dejando a la planta algo más seca por la noche.
Espacio bio-intensivo
3 líneas (a 30cm) con un espacio entre lechugas de 30cm.
Implantación en el huerto
Para tener lechugas a lo largo del año la idea es plantar cada dos o tres semanas. Se puede optar por plantar lechugas con períodos de maduración (tiempo que transcurre desde que se trasplanta hasta que se cosecha) similares o distintos. Depende de tus preferencias en tu organización del huerto.
Las lechugas pueden agruparse en la rotación de cultivos junto a otras hortalizas que tengas períodos de maduración que no superen los 50 días y con bajos requerimientos de abonado, por ejemplo: hinojo, escarola, cilantro, mini-colirábano, bok-choy...
Hay quien prefiere cultivar la lechuga por siembra directa y quien lo hace por medio del trasplante. No existe una opción mejor en sí misma. No obstante, el trasplante siempre aporta ventajas ya que se adelanta a las hierbas adventicias, permite una distribución perfecta de los espacios y da la posibilidad de cultivar otra hortaliza mientras la lechuga va creciendo en interior. Por otro lado, quien sabe sembrar y tiene espacio suficiente puede sentir que ahorra tiempo y esfuerzo.
Proceso
- Retira la cobertura que tengas en el huerto para evitar las hierbas y elimina cualquier resto vegetal grosero o piedra que pueda haber en la cama.
- Con una horca de doble mango o una horca ancha, descompacta el suelo caminando hacia atrás hasta recorrer toda la cama.
- Aplica los abonos oportunos e incorpóralos superficialmente con un rastrillo o una azada diseñada para esta labor. Lo ideal es preparar la cama justo antes del trasplante. Aunque como hemos comentado, el frío retrasa la acción del abono...
- Para marcar los puntos de trasplante podemos usar un rastrillo ancho y adjuntarle tres tubos con los que marcar las líneas de trasplante. Esto se muestra claramente en la fotografia 1.
- Trasplanta las lechugas con calma y eficiencia. Las lechugas son resistentes al trasplante. Se puede trasplantar con rapidez sin grandes retrasos.
- Instala el riego y humedece la tierra de forma generosa.
Trasplante
Para efectuar un trasplante con éxito resulta ideal (no obligatorio) endurecer a las plantas durante dos semanas antes de su implantación definitiva. Esto lo conseguimos sacando las plántulas durante el día del semillero para que se adapten a los elementos, más intensos que en las condiciones cuidadas del semillero.
Idealmente trasplantaremos desde la tercera a la sexta semana de haber sembrado, teniendo las plantitas de cuatro a seis hojas verdaderas.
El día de trasplante debe evitarse la lluvia intensa y el excesivo calor, eligiendo las horas de la tarde para que la planta disponga de toda la noche para comenzar su enraizamiento en la tierra
Gestión de las hierbas
Si la lechuga crece con fuerza y rapidez solamente se tendrá que cultivar el suelo con una azada o rozadera (véase fotografía 2) a los 15 días de haber trasplantado, o antes si la tierra empieza a encostrar (la lechuga lleva mal el enconstramiento del suelo). Para cultivar el suelo elige un día soleado que asfixie a las hierbas que se van a eliminar. Debe tenerse en cuenta que las lechugas tienen raíces superficiales; si cultivas el suelo para eliminar las hierbas asegurate de hacerlo de forma superficial.
Puedes aplicar algún acolchado orgánico o usar malla anti-hierba. El período de crecimiento de la lechuga es rápido y a menudo estas medidas no son necesarias, pero depende de tus preferencias.
Protección frente a plagas
A diferencia de otros cultivos, con la lechuga, en general, no es necesario instalar una malla anti-insectos. Si hemos sido precisos con el riego y el abonado, no deberíamos encontrar graves problemas. Si existe un desequilibrio nutricional en la planta, ésta puede sufir con gravedad plagas como el pulgón o trips. Debemos ser cautos con el riego, pues ante un encharcamiento o exceso de humedad es generar enfermedades tipo Fusarium o Sclerotinia.
No obstante, pueden surgir problemas para los que os proponemos diversas soluciones:
Pulgón: presencia de fauna auxiliar; aplicaciones regulares con jabón potásico; neem-azadiractina al atardecer.
Orugas defoliadoras: Bacillus thuringiensis var. kurstaki y aizawai.
Caracoles: evitar hierbas y acolchados de paja. Eliminar de forma natural o con diferentes trampas (recipientes de cerveza o levadura). Esparcir por la tierra ceniza, pinocha o gránulos de fosfato férrico.
Trips: presencia de fauna auxiliar, jabón potásico, neem-azadiractina al atardecer.
Extensión de la estación de cultivo.
La lechuga es un cultivo bastante resistente al frío. Obviamente en los meses más duros su crecimiento será reducido, pero puede aguantar temperaturas bajo cero siempre que no sean muy continuadas o intensas. Para permitir un mejor crecimiento es recomendable el cultivo en invernadero o de mallas calientes (en inglés se las conoce como "Row Covers"). Estas mallas pueden aumentar la temperatura en la cama (dependiendo de la densidad) entre 2 y 3 grados, lo cual supone una diferencia muy importante en esos meses más fríos. Curiosamente, las lechugas jóvenes (no las pequeñas) tienden a ser más resistentes al frío que aquellas listas para cosechar.
Por último, un invernadero más tradicional, que funcione de forma pasiva ( lo único que caliente el interior es el sol), permite cultivar lechugas durante todo el año. Existen modelos de dimensiones modestas que no suponen un coste excesivo. También existe en internet multitud de referencias para diseñar invernaderos caseros muy económicos.
Hasta aquí el cultivo de la lechuga, ¡espero que os enriquezca en la huerta!
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